jueves, 9 de septiembre de 2010

"El abecé del escritor", por Lucía Etxebarría

Lucía Etxebarría registró en La Eva futura una serie de entradas a modo de diccionario de aquellos temas que suelen inquietar a lectores y escritores sobre el mundo de la edición y su "circunstancia".
No he leído el libro, pero sí estas definiciones que reproduzco a continuación, publicadas en un blog de sugestivo nombre: TRUCOS DE ESCRITOR: Cómo escriben los autores de best sellers.





CRÍTICA


Un joven autor debe recordar que las razones que lle­van a un crítico a reseñar una obra suelen ser muy varia­das, siendo una de tantas, pero no la principal, el valor li­terario de la misma. Hemingway, Flaubert y Galdós, por citar solo unos ejemplos, merecieron en su día el general menosprecio de la crítica. Echegaray y Benavente, consi­derados hoy unánimemente como autores de segunda fila, obtuvieron sendos premios Nobel. Esto no quiere de­cir que la crítica se equivoque por sistema, simplemente que a veces lo hace.



DEBATE

Un supuesto intercambio de opiniones e ideas entre escritores que, o bien no están informados del tema a tratar y además no cuentan con un solo dato empírico que pueda refutar la tesis que defienden, o bien sí lo están pero se encuentran que el moderador o el medio en el que publican censura continuamente sus opiniones; o bien están informados y hablan libremente, pero deben enfrentarse al hecho de que unas imposiciones de tiem­po o de espacio impiden que el debate arribe a ninguna conclusión.



ÉXITO

El éxito se mide por el éxito, en palabras de Doris Les­sing. Esta autora, en plena cumbre de su carrera y cuando ya era considerada unánimemente como una de las más importantes de su generación, escribió bajo seudónimo dos novelas que, tras ser rechazadas por sus editores y más tarde publicadas en una editorial menor, consiguie­ron unas críticas tibias y unas escasas ventas. Experimen­tos similares llevados a cabo por numerosos escritores han dado lugar, invariablemente, a resultados similares. Dos novelas de parecida calidad, la primera escrita por un autor consagrado y la segunda por uno novel, obtendrán respuestas de crítica y público muy distintas. La primera, en general, conseguirá un éxito notablemente mayor que la segunda.



Un autor debe estar preparado para el éxito. El éxito origina, irremediablemente, un aluvión de críticas malin­tencionadas por parte de los que no lo tienen. En el mun­dillo literario se da por hecho que el escritor de éxito ha obtenido su reconocimiento merced a cualquier cualidad que no sea su capacidad de contacto con la sensibilidad del lector. Se adjudicará su éxito a su físico, a sus excelen­tes relaciones con tal y cual editor o director de periódico o académico, a su claudicación ante los imperativos co­merciales... Esta ecuación éxito = trampa, sin dejar de ser cierta en algunos casos, no es de ningún modo aplicable a todos. En cualquier caso, el escritor de éxito debe estar preparado ante lo que se avecina, y aferrarse más que nunca a aquello en lo que cree (su trabajo, sus ideas, sus seres queridos) intentando desoír el clamor de comenta­rios malintencionados que le rodeará.



FACTORES DETERMINANTES EN LA COMPRA



Son, por este orden: título y autor, precio, sinopsis, crí­ticas o reseñas, colocación en el punto de venta, las buenas ventas del libro (el éxito se mide por l éxito…), y la estética del libro. (*)



FRACASO

La vocación de un autor se prueba en el fracaso. “La única respuesta posible, lo único que permite soportar la sole­dad, las dudas sobre tu propio trabajo, el desinterés ajeno, el es­fuerzo incesante, es la vocación”, en palabras de Laura Frei­xas. Y esta, lo garantizo, es resistente a críticas negativas y a rechazos. Un autor que ansía publicar no es escritor. Lo es un escritor que ansía escribir; es más, que no puede evi­tar hacerlo.





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JOVEN



A los veintiséis años uno deja de ser considerado ofi­cialmente joven. Ya no puede obtener descuentos en trans­portes, ni viajar en Interraíl, ni conseguir acceso gratuito a según qué sitios. A partir de los veinticinco años se supo­ne que empieza a disminuir la capacidad sexual masculi­na. Las mujeres utilizan cremas antiarrugas y reforzantes desde los veintipocos. Pero para el escritor novel el tiem­po se detendrá milagrosamente y podrá presumir de lo­zana juventud casi hasta los cuarenta. Aunque ya peine alguna que otra cana y se le vean las patas de gallo al son­reír, se le seguirá catalogando como escritor joven, y no habrá alusión a su persona publicada en un medio de co­municación que no vaya inevitablemente sucedida por una referencia a su juventud. Poetas como Rimbaud o Christina Rossetti publicaron a los dieciséis años; novelis­tas como Radiguet, Jane Austen o Ana María Matute es­cribieron su primera novela antes de los veinte. Y en ge­neral la mayoría de los autores y dramaturgos clásicos ya habían escrito gran parte de su obra antes de los treinta (y más les valía, si tenemos en cuenta que una vida que se extendiera más allá de los cuarenta y cinco dejó de consi­derarse un hecho excepcional en el siglo XX, y esto exclu­sivamente para el Primer Mundo). Sin embargo críticos y editores se empeñan en cuestionar que una persona a los treinta años haya adquirido la experiencia suficiente como para plasmada en una obra literaria. E incluso algunos dudan que un autor de veintiséis años posea el necesario conocimiento de la vida como para atreverse a hablar del amor, como se publicó a propósito de un premio Planeta. Resumiendo: que el crítico que olvida la historia de la li­teratura está condenado a... escribir tonterías.





LIBRERO



El señor que decide la vida comercial de un libro. Los editores, sabedores de cómo influye en la venta de un li­bro su colocación bien visible en un estante destacado del establecimiento de venta, negocian con los libreros esta ventaja a cambio de un descenso en los márgenes de distribución de su producto. Este tipo de acuerdos bene­ficia claramente a las grandes superficies y a las grandes editoriales. Un libro publicado en una pequeña editorial posee escasas ―por no decir inexistentes― posibilidades de acceder al gran público, en primer lugar debido a la escasa distribución en librerías que una pequeña edito­rial puede garantizar; y en segundo, a la colocación secun­daria que inevitablemente se le destinará a su libro en las pocas librerías a las que consiga llegar. El comprador de li­bros suele actuar por impulso. Compra el libro que ve; y en el hipotético caso de que acuda a la librería con la in­tención de adquirir un libro determinado, cejará en el intento si no lo encuentra allí; y regresará a su hogar, en un 95% por ciento de los casos, después de haber adquirido otro título que sí encontró en el establecimiento.



LISTAS DE VENTAS



Las listas de ventas de libros publicadas en los suplementos culturales de los diarios de difusión nacional se confeccionan a partir de datos proporcionados por cuatro grandes superficies de la capital. Esto implica que las lis­tas de ventas no tienen ningún valor real, sino indicativo, puesto que, obviamente, los libros que se venden en Ma­drid no son los mismos que se venden en Barcelona, en Bilbao o en Santiago, y así se ningunean de plano grandes cifras de venta conseguidas por autores cuyo ámbito de influencia sea local. Por otra parte, resulta muy curioso comprobar que en numerosas ocasiones las listas publica­das por los tres suplementos culturales de este país ―Babe­lia, El Cultural y La Esfera― diferían en su contenido, a pe­sar de que citaban a idénticas fuentes de información; lo que lógicamente nos llevaba a dudar de la fiabilidad de dichas listas. Desaparecida La Esfera y la lista de Babelia, solo queda la lista de El Cultural como poca fiable referencia.



MEDIOS DE COMUNICACIÓN



Un autor joven se ve sometido inevitablemente al si­guiente dilema: ¿debe someterse a entrevistas en los me­dios de comunicación, que siempre ofrecerán una imagen distorsionada de su persona (pues dicha imagen se con­feccionará a partir de un cuidadoso extracto de selección y montaje de sus palabras para adaptarse a la idea del escritor joven que el medio de comunicación en cuestión desea ofrecer a su público), o debe negarse a aparecer en medios de comunicación y suicidarse comercialmente (porque sin promoción no hay ventas, y sin éstas se anula la publicación de una segunda obra, y por tanto la conti­nuidad de un proyecto literario)?









PORCENTAJE DE LECTORES EN LA POBLACIÓN



Un 50% de los españoles leen. Entre este 50% un 54% son hombres y un 46% son mujeres. Espa­ña es el único país europeo en el que los hombres leen más que las mujeres. Esto se explica por la elevada tasa de analfabetismo funcional entre mujeres mayores. Pero entre los menores de 30 años, las mujeres leen más que los hombres. En todos los países europeos compran más li­bros las mujeres que los hombres, excepto en España. El índice más alto de lectura corresponde a los menores de 30 años. El 74% de los españoles menores de 30 años lee al menos un libro al año. Solo el 35% de los de 45 a 59 años y el 23% de los mayores de 60 pueden pre­sumir de lo mismo.



Aunque nuestro porcentaje de lectura sea pequeño en comparación al de otros países europeos, los lectores es­pañoles son los segundos más activos de Europa, después de los holandeses, y dedican nada menos que 79 minutos diarios de su tiempo a la lectura, casi media hora más que los alemanes. (*) La parte del tiempo libre que las mujeres dedican a leer libros, según Enrique Gil Calvo, supera en un 20% a la de los hombres.



PORTADA

Como bien saben los editores, la estética de un ejem­plar tiene especial interés para españoles, franceses e ita­lianos. La afirmación “me gustan los libros bellos” figura­ba en ambos países entre las cinco primeras respuestas a la pregunta “¿qué le impulsa a comprar un libro?”. (*) Esta es la razón por la que el editor vetará en numerosas oca­siones la portada propuesta por el autor, por no conside­rarla suficientemente comercial.



PRECIO

España es uno de los países de Europa en el que más caros son los libros, por ser uno de los de menor índice de lectura. Causa y consecuencia: Cuantos menos libros se vendan, más cara resultará su publicación. Por otra parte, mientras más caro sea el libro, menos se venderá. Y así hasta el infinito.



PREMIO

Se acepta comúnmente que casi todos los premios lite­rarios ―por no decir todos― que conllevan una importante dotación económica están pactados, hasta el punto de que se ha convertido en una de las mayores obsesiones de al­gunos columnistas la de intentar averiguar la identidad del ganador semanas antes que el premio se falle. Una parte del mundo de las letras, la más fundamentalista, de­nosta esta práctica por creer que atenta contra la pureza del quehacer literario; mientras que otra considera que los premios millonarios contribuyen a acercar la literatura al gran público. Un joven autor con dos dedos de frente no debería perder su tiempo presentándose a según qué cer­támenes literarios, a no ser que su agente se lo recomien­de encarecidamente, que sus razones tendrá.



PROMOCIÓN

Estadísticamente, los húngaros y los españoles somos los que concedemos mayor importancia a la publicidad en radio y televisión a la hora de comprar un libro. En todos los países crítica, reseñas y apariciones en prensa se citan por los compradores como factores determinantes en la compra. (*) Un joven autor debe tener en cuenta que no aparecer en los medios de comunicación equivale a no existir, comercialmente hablando.



QUIÉN ES QUIÉN EN LA LITERATURA ESPAÑOLA

Se considera autor superventas en España a aquel que haya superado la barrera del cuarto de millón de ejempla­res vendidos. Los autores más vendidos son Corín Tellado y Alberto Vázquez Figueroa. El autor más vendido de en­tre los que cuentan con cierto respeto crítico es Antonio Gala, si nos referimos a obra general. Si nos referimos a aquel que más ejemplares por título vende en los últimos cinco años, hablaríamos de Miguel Delibes o Arturo Pérez Reverte. Le siguen de cerca Antonio Muñoz Molina, Te­renci Moix y Almudena Grandes (que superó el millón de ejemplares con Las edades de Lulú). Entre los cincuenta y cien mil ejemplares se sitúan autores como Rosa Montero, Bernardo Atxaga, Carmen Martín Gaite, Eduardo Mendo­za, Torcuato Luca de Tena, et moi même. (**)



Una primera novela que supere los 20 000 ejemplares se considera un fenómeno sociológico (privilegio que le corresponde a servidora). José Ángel Mañas, con Historias del Kronen, y Pedro Maestre, con Matando dinosaurios con tirachinas, superaron los setenta mil gracias al premio Na­dal. El otro superventas entre los escritores menores de 30 años es Ray Loriga que vendió 20 000 ejemplares de su segunda novela, Héroes. (**)



Las cifras de venta son aproximadas. Las editoriales y las listas de ventas tienden a falsear las cifras reales.





SUPLEMENTOS LITERARIOS

Se da por sentado que la opinión de los críticos litera­rios del diario El País será benévola a la hora de reseñar obras de las editoriales Alfaguara, Anaya, Taurus, Santillana, etc..., y que la sección de cultura de El Mundo inclinará su balanza a favor de las obras literarias escritas por los colaboradores del diario en el que trabajan. En cuanto a El Cultural, se ha hecho acreedor de cierta aura de imparcialidad y rigor, pero también de fama de vetusto y de excesivamente conservador.



TEMAS

La novela policíaca y el libro de viajes son los géneros literarios preferidos en casi toda Europa. Las personas con estudios superiores se inclinan por la novela histórica, el ensayo, los clásicos y las biografías. Las novelas de amor y las biografías ocupan los primeros puestos de la lista de preferencias de todos los encuestados. (*)



TRADICIÓN

Lo que no es tradición es plagio, reza el aforismo. Un escritor que se limite a leer a sus contemporáneos limita su visión del mundo y sus perspectivas estilísticas. Dema­siados escritores españoles buscan su tradición en fuentes ajenas antes que en las propias. La historia de nuestra li­teratura española más reciente ha sufrido una falsificación que nos ha escamoteado la apreciación real de la genera­ción literaria de nuestros padres, lo que ha llevado a de­masiados escritores jóvenes españoles a rechazar una obra que a veces ni siquiera conocen. Una exclusividad de mo­delos extranjeros conlleva los inevitables neologismos estilísticos y una distorsión de la realidad. Si algunos hi­cieran un esfuerzo de investigación, probablemente des­cubrirían que Aldecoa es mejor cuentista que Carver.





VIDA DEL LIBRO

Un libro desaparece de las librerías en cuanto deja de vender y, a no ser que se trate de un clásico, se descatalo­gará rápidamente. La vida del libro suele tener una dura­ción directamente proporcional a la del volumen de ventas de la editorial en que se publicó y de las del propio libro.



X

La incógnita. Factor que determina la venta masiva de títulos que salieron a la calle sin particular esperanza de éxito ni esfuerzo promocional por parte del editor, o el fracaso de títulos que salieron al mercado en las condicio­nes exactamente contrarias.



Y

Yo, yo y nada más que yo. Una de las marcas más sig­nificativas a la hora de identificar en una reunión al escri­tor de éxito: su inevitable egocentrismo.







(*) Encuesta de índices comparativos de hábitos de lectura



Bertelsmann Buch Ag. 1994.



(**) FNAC España, departamento de libros.



Tomado del volumen La Eva futura: cómo seremos las mujeres en el XXI y en qué mundo nos tocará virir; La letra futura: el dedo en la llaga, cuestiones sobre arte, literatura, creación y crítica. Editorial Destino, Barcelona, 2000.

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