sábado, 23 de enero de 2010

Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Complicidad

[Fragmento del artículo de Lauro Zavalo, dedicado a uno de los elementos de la minificción: la complicidad. Fuente: Ciudad Seva]



Complicidad

Todo acto nominativo es un acto fundacional. La responsabilidad de fijar un nombre a un género proteico ha generado una enorme diversidad de términos y diversas formas de complicidad entre lectores y textos. Pero tal vez es necesario señalar que los términos técnicos más precisos se apegan a distinguir los textos en función de su extensión relativa. Veamos algunos ejemplos. Alfonso Reyes llamó apuntes, cartones y opúsculos a sus trabajos más breves. Otros autores, especialmente los que han escrito poemas en prosa, han llamado a sus textos más breves, respectivamente, detalles, instantáneas y miniaturas. Otros más se refieren a sus cuentos muy cortos como cuadros, situaciones y relaciones de sucesos (A. Reyes; Genaro Estrada y Carlos Díaz Dufoo, cit. en L. H. Helguera, 31, 27, 19). En todos estos casos se trata de textos cuya extensión efectivamente es menor a una página, y que la crítica no ha dudado en incluir, indistintamente, en las antologías de cuento, de ensayo y de poema en prosa, pues su naturaleza híbrida los ubica en estos terrenos a la vez. Estos textos, como ya ha sido señalado, son más breves que la llamada ficción súbita o incluso que la llamada ficción de taza de café o de tarjeta postal (I. Zahava). Se trata, en suma, de lo que Cortázar llamó textículos o minicuentos, y que aquí llamamos cuentos ultracortos o, simplemente, minificción. ¿Por qué el nombre es tan importante? El nombre genera expectativas específicas en los lectores, quienes esperan algo muy distinto al leer títulos como Textos extraños (Guillermo Samperio, 1981) o Cuentecillos y otras alteraciones (Jorge Timossi, 1995), aunado al hecho de que el primero está ilustrado con dibujos experimentales y autoreferenciales, mientras el segundo está ilustrado por las caricaturas de Quino. Todavía, sin duda, hay espacio para la creación de otros títulos a la vez imaginativos y precisos. Un título neutral como Quince líneas, seguido del subtítulo Relatos hiperbreves (Círculo Cultural Faraoni, 1996) es menos literario que el sencillo Cuentos vertiginosos (Beatriz Valdivieso 1994).

El arte de titular los textos y sus respectivas colecciones no es sólo responsabilidad del autor y el editor, pues los lectores también intervienen al hacer de una expresión literaria parte del habla cotidiana. Sin embargo, es muy improbable que se lleguen a adoptar los nombres nuevos presentados por los escritores William Peden (que propuso el término ficción escuálida), Philip O'Connor (quien propone llamar cue a los textos más breves que un cuento) o Russell Banks (quien propone llamarlos poe, en homenaje a Edgar Allan Poe). Dice Russel Banks: "Yo escribo poes". Pero difícilmente alguien escribirá en su pasaporte: Profesión: Escritor de cue (R. Shapard & J. Thomas 1989; 248, 258, 259).

viernes, 22 de enero de 2010

Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Diversidad

[Fragmento del artículo de Lauro Zavalo, dedicado a uno de los elementos de la minificción: la diversidad. Fuente: Ciudad Seva]

Diversidad

En todos los estudios sobre minificción hay coincidencia en el reconocimiento de que su característica más evidente es su naturaleza híbrida. La minificción es un género híbrido no sólo en su estructura interna, sino también en la diversidad de géneros a los que se aproxima. En este último caso, es evidente la reciente tradición de antologar cuentos muy breves de carácter policiaco o de ciencia ficción, con títulos ligados a su naturaleza genérica y breve, como Microcosmic Tales (Microhistorias cósmicas) (I. Asimov, M. Greenberg & J. Olander 1992) o 100 Dastardly Little Detective Stories (100 relatos policiacos cobardemente pequeños) (R. Weinberg, S. Dziemianowicz & M. Greenberg 1993). Como ya ha sido señalado en diversas ocasiones, resulta difícil distinguir la escritura de poemas en prosa de la narrativa más breve, razón por la cual un mismo texto, especialmente en el ámbito hispanoamericano, es incluido con mucha frecuencia simultáneamente en antologías de cuento, en antologías de ensayo y en antologías de poema en prosa (cf. L. Zavala 1996).

También la diversidad genérica de la minificción permite incluir en su interior un tipo de narrativa ilustrada de naturaleza artística y didáctica, generalmente de corte irónico, conocido como mini-historieta. Se trata de viñetas en secuencia que en conjunto no rebasan el espacio de una página y que narran una historia unida a las demás del mismo libro por un tema común, dirigido a un público especializado (C. Sifax 1997).

Un caso particular de hibridación en la escritura contemporánea son los bestiarios y las fábulas. Está ampliamente documentada la rica tradición de la escritura fabulística en Hispanoamérica, en particular la escritura de fábulas con intención política en el interior de las comunidades indígenas durante el periodo colonial y hasta las últimas décadas del siglo XIX (M. Camurati 1978).

La tradición fantástica que produce un numeroso contingente de bestias mágicas y seres sobrenaturales es genuinamente universal, y ha producido sus propios diccionarios especializados, que constituyen acervos de relatos breves con diversos subtextos en espera de ser explorados. Así, además de los diccionarios de monstruos, hadas, dragones, ángeles, gárgolas y otros seres imaginarios surgidos en el contexto europeo, en Hispanoamérica contamos también con una gran riqueza de bestiarios fantásticos. Este recuento de bestiarios hispanoamericanos debe incluir, por lo menos, a tres trabajos imprescindibles. En primer lugar el Manual de zoología fantástica (1954) de Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero; el Bestiario (1959) de Juan José Arreola y Los animales prodigiosos (1989) de René Avilés Fabila. En el terreno de la fábula es ampliamente conocido el trabajo paródico de Augusto Monterroso, La oveja negra y demás fábulas (1969), recientemente traducido al latín (1988).

El Bestiario de Indias del Muy Reverendo Fray Rodrigo de Macuspana (UAEM, 1995), compilado por Miguel Angel de Urdapilleta, reúne materiales de muy diversas fuentes y en los cuales reconocemos a la vez subtextos alegóricos y un compendio de conocimientos empíricos de diversa naturaleza. Como complemento de esta antología acaba de ser publicado el primer Diccionario de bestias mágicas y seres sobrenaturales de América (UdeG, 1995) compilado por Raúl Aceves. Conviene señalar que estos trabajos han sido publicados muy recientemente, en el año 1995, por las universidades del Estado de México y de Guadalajara, respectivamente. Cada uno de estos volúmenes forma parte de proyectos de investigación de mayor alcance sobre estas formas de narrativa muy breve.

jueves, 21 de enero de 2010

Seis problemas para la minificción, un género del tercer milenio: Brevedad, por Lauro Zavala

[Fragmento del artículo de Lauro Zavala, dedicado a uno de los elementos de la minificción: la brevedad. Fuente: Ciudad Seva]


La minificción es la narrativa que cabe en el espacio de una página. A partir de esta sencilla definición encontramos numerosas variantes, diversos nombres y múltiples razones para que sea tan breve.

En estas notas presento un breve panorama sobre el estado actual de la escritura de minificción y sobre las discusiones acerca de este género proteico, ubicuo y sugerente, que a la vez se encuentra en los márgenes y en el centro de la escritura contemporánea. Aquí conviene señalar que aunque el estudio sistemático de la minificción es muy reciente, pues se remonta a los últimos diez años, su existencia en la literatura hispanoamericana se inicia en las primeras décadas del siglo XX. Por esta razón, la mayor parte de las reflexiones y observaciones presentadas a continuación se derivan del estudio de las antologías y los concursos de minificción, en cuya tradición los escritores y editores hispanoamericanos se han adelantado en varias décadas a otros muchos lugares del mundo. La tesis central de estas notas consiste en sostener que la minificción es la escritura del próximo milenio, pues es muy próxima a la fragmentariedad paratáctica de la escritura hipertextual, propia de los medios electrónicos.

Los problemas que enfrenta la minificción en relación con la teoría, la lectura, la publicación, el estudio y la escritura son al menos los relativos a seis áreas: brevedad, diversidad, complicidad, fractalidad, fugacidad y virtualidad. A continuación me detengo en cada uno de estos problemas señalando algunas de las conclusiones a las que se ha llegado durante los últimos años y algunas de las áreas que podrán ser exploradas con mayor profundidad en el futuro inmediato.


Brevedad

En su introducción a una antología de narrativa experimental publicada en 1971 con el título Anti-Story (El anti-cuento) Philip Stevick incluye como una de las formas más arriesgadas de experimentación la escritura de narrativa extremadamente breve, aquella que no excede el espacio convencional de una cuartilla o una página impresa. Durante los últimos veinte años esta forma de escritura ha dejado de ser algo marginal en el trabajo de cualquier escritor reconocido o un mero ejercicio de estilo. En su lugar, la minificción es cada vez con mayor intensidad un género practicado con entusiasmo y con diversas clases de fortuna por toda clase de lectores. En el momento en el que está agonizando el concepto mismo de escritores monstruosos o sagrados, surgen en su lugar múltiples voces que dan forma a las necesidades estéticas y narrativas de lectores con necesidades igualmente múltiples, difícilmente reducibles a un canon que señale lo que es o puede llegar a ser la escritura literaria.

En otras palabras, el espacio de una página puede ser suficiente, paradójicamente, para lograr la mayor complejidad literaria, la mayor capacidad de evocación y la disolución del proyecto romántico de la cultura, según el cual sólo algunos textos con determinadas características (necesariamente a partir de una extensión mínima) son dignos de acceder al espacio privilegiado de la literatura.

La utilización de textos literarios muy breves, por otra parte, se encuentra entre las estrategias más productivas de la enseñanza, lo cual tiene una clara raíz de tradición oral. El cuento muy breve está siendo revalorado por su valor didáctico en los cursos elementales y avanzados para la enseñanza de lenguas extranjeras, y en los cursos elementales y avanzados de teoría y análisis literario (L. Zavala et al., en prensa). En una hora de clase se puede explorar un texto muy breve con mayor profundidad que una novela o una serie de cuentos.

En general, los textos extremadamente breves han sido los más convincentes en términos pedagógicos en la historia de la cultura. Este es el caso de las parábolas (bíblicas o de otra naturaleza), los aforismos (M. Satz 1997), las definiciones (L. Deneb 1998), las adivinanzas (M. Mejía Valera 1988) y los relatos míticos. Su propia diversidad y su poder de sugerencia pueden ser probadas al estudiar la multiplicación de antologías y estudios de estos géneros de la brevedad. Tan sólo en el caso de los mitos, recientemente se ha llegado a comprobar la universalidad del mito de la Cenicienta, cuya estructura narrativa es más persistente aún que la del mito de Edipo, pues constituye un relato breve característico de casi toda estructura familiar (A. Dundes 1993).

También en los años recientes hay un resurgimiento del ensayo muy breve, para el cual se utiliza simplemente la palabra Short (Corto) (J. Kitchen 1996). Y otro tanto ocurre en el caso del cortometraje, los videoclips y la caricatura periodística. Los textos ensayísticos de brevedad extrema de escritores como Jorge Luis Borges, Virginia Woolf y Octavio Paz son una lección de poesía, precisión y brillantez que compiten con los textos más extensos de los mismos autores. Tal vez esto explique también el resurgimiento de otros géneros de brevedad extrema, como el Hai Ku (W. Higginson 1985) y los cuentos alegóricos de las distintas tradiciones religiosas (derviches, budistas, taoístas, etc.).

miércoles, 20 de enero de 2010

Tres vidas de santos, primer libro de relatos de Eduardo Mendoza

(Publicado en El Periódico, 22/10/2009)


Mendoza hace una incursión en la narrativa breve
‘Tres vidas de santos’ es el primer libro de relatos del escritor barcelonés

DANNY CAMINAL
ELENA HEVIA
BARCELONA

En la naturaleza de Eduardo Mendoza no hay prisas. Hombre de tiempos pausados y palabra serena, con su poquito de elegante ironía de otros tiempos, él mismo lo ratifica: «Me adapto mejor al formato novela, no me van demasiado estas formas rápidas del cuento».
Pero de la misma manera que hay autores de relatos que necesitan de vez en cuando escribir una novela, al autor de La ciudad de los prodigios las circunstancias le han llevado al relato, pero sin exagerar. Son solo tres los que reúne el libro Tres vidas de santos (Seix Barral) y han sido escritos a lo largo de toda su carrera. Con su natural modestia, Mendoza se disculpa por lo menguado de la cosecha: «Flaubert publicó un libro con tres relatos magníficos y eso me ha dado ánimos».
Los santos que protagonizan sus historias lo son en la lógica del autor, es decir, santos terrenales y marginados. «El nexo común de las historias soy yo –explica el autor–. De ahí que los tres santos de estas historias se parezcan a las distintas reencarnaciones de sus héroes, llámense Gurb o Pomponio Flato. «Es un tipo de personaje frecuente en mis novelas, seres solitarios obsesionados por una idea que luchan por ella en un mundo hostil».
El propio autor traslada a uno de sus cuentos, El malentendido –«un título que le he pedido prestado a Albert Camus, pero no creo que se ofenda»– esa sensación de soledad y extrañeza que tiene para él el oficio de la escritura. El santo de su historia es un delincuente que aprende a apreciar la literatura en la cárcel y que pasado el tiempo se convierte en un escritor de éxito. Para Eduardo Mendoza ese cuento expresa una sensación de inseguridad que siempre le ha perseguido «y el hecho de que el personaje haya sido un delincuente añade una escenografía más interesante a ese caso».

PREFERENCIAS / Ese mismo relato también aporta una hoja de ruta literaria en la que es fácil descubrir las preferencias del autor. De cómo Rayuela de Julio Cortázar le parece «una fanfarronada». Y cómo Henry James se sitúa en la cúspide de su personal santoral . «Es uno de los grandes autores de relatos, por supuesto, pero en la actualidad creo que mujeres como Alice Munro lo están haciendo muy bien».
¿Cómo debería ser un buen cuento? «No hay reglas estrictas, pero considero que el centro de gravedad tiene que estar en la mitad de la narración y no en el final. Porque ¿qué recordamos de Otra vuelta de tuerca, el relato de Henry James? Que es una historia de fantasmas».

lunes, 18 de enero de 2010

Taller de narrativa breve en Madrid


(Publicado por Francisco Rodríguez Criado)

Ya está abierto el plazo de inscripción del Taller de Narrativa Breve que voy a impartir próximamente en Madrid, organizado por Universidad 2015. El taller empezará el 16 de febrero de 2010 y consta de diez sesiones (martes, de 19:00 a 21:00 horas). Los organizadores del curso han fijado un precio, creo, bastante asequible: 190 euros el taller completo (no hay que pagar matrícula). Otra ventaja es que, por las características del taller, el grupo tendrá un máximo de diez alumnos.
Como suele ser habitual en mis talleres, dedicaremos la mitad de la clase a la teoría y la otra mitad a leer y comentar los textos escritos por los miembros del taller, que habré corregido previamente para poder trabajar con ellos en clase.


¿Qué entendemos por narrativa breve? En este apartado caben textos que van desde unas pocas líneas hasta una extensión de tres folios, aproximadamente. Estudiaremos el relato corto, el microrrelato, la greguería, el aforismo, el género epistolar, el articuento, el diario, etcétera.
Información e inscripciones en Universidad 2015:
Web: www.universidad2015.es
Email: info@universidad2015.es