miércoles, 13 de junio de 2012

Seguimos sin saber


El préstamo de 100.000 millones de euros que España va a recibir de Europa nos ha dejado el mismo sabor de boca (agridulce) que el partido de la selección española contra Italia: no sabemos si en el futuro nos va a servir de algo. Ahora que lo urgente es esperar, unos matan la incertidumbre mordiéndose las uñas en la cola del paro mientras otros como Mariano Rajoy viajan a Polonia para disfrutar un partido de fútbol. El deporte rey ha sido siempre un remedio para todo y para todos: el fragor de la competición les aporta un poco de agitación a los apáticos y amansa a los más fervorosos, que vierten en el campo las tensiones acumuladas durante el día a día.
Pero don Mariano no es ni lo uno ni lo otro. Ni apático ni fervoroso. Ni frío ni hooligan. Es simplemente un hombre confianzudo que por la mañana hipoteca al país y por la tarde planta sus posaderas en el palco de un estadio de fútbol mientras se fuma un puro. Tanta ligereza retrata a alguien pagado de sí mismo que se va por la noche a la cama con 100.000 millones de euros que por la mañana no tenía. Cierto que habrá que pagar este préstamo, y con intereses, ¿pero qué más da otro jarro de agua fría cuando ya tenemos el agua hasta el cuello?
Después del empate y del préstamo, seguimos sin saber si España pasará a la siguiente ronda de la Eurocopa y (aún menos) cuándo saldremos de la crisis. Por el momento, Andrés Iniesta se queja de la dureza del terreno y dice con enfado que habría que regarlo más para favorecer el buen juego. No sabemos si se refería al césped del estadio o a este hipotecado país que sufre la mayor aridez económica de su Historia.  

Francisco Rodríguez Criado

(Artículo publicado en El Periódico Extremadura el miércoles, 13 de junio de 20123).

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