Juliano el Apóstata, de Gore Vidal, en edición de Edhasa. |
José Sánchez Rincón, a quien ya conocíamos en este blog por sus microrrelatos "La centinela", "La botella" o "El sacrificio de Abraham", ha redactado este texto en el que nos invita a la lectura de un clásico moderno, "Juliano el Apóstata", del escritor estadounidense Gore Vidal.
Juliano el Apóstata
Esta
novela histórica de Gore Vidal (EEUU, 1925) brilla con luz propia dentro de
este género junto a otras como las Memorias
de Adriano de Margarite Yourcenar, más intimista que aquella por poner el
punto de vista en el propio Adriano, y Bomarzo,
de Manuel Mújica Láinez, que recoge de forma más barroca la época del
renacimiento en Italia, lo cual es un acierto de cada una de ellas pues aplican
a cada periodo histórico sus características particulares.
Juliano el Apóstata es la crónica de una
muerte anunciada, la ascensión al poder de uno de los sobrinos del emperador
Constantino, con la tensión añadida de que va a ser asesinado por Constancio,
que ha matado ya a sus padres y a sus hermanos y no quiere que ningún miembro
de la familia pueda arrebatarle el poder. Juliano se vale del ardid de dedicarse
a la vida eclesiástica y al estudio filosófico para ir sobreviviendo, hasta que
las circunstancias (la mujer de Constancio en este caso) lo llevan a ser
nombrado Cesar de la Galia
y, posteriormente, sucesor de aquél.
Los
augurios de los astrólogos animan a Juliano y le ayudan a controlar sus miedos,
junto al apoyo de Prisco y Libanio, sus maestros en el paganismo neoplatónico.
La trama se urde contando la historia desde
el punto de vista de los distintos personajes, que se rebaten y contradicen
entre sí, aspecto que le da verosimilitud a la novela y suaviza la gran
aportación de datos históricos. También es un acierto mantener la tensión sobre
el más que probable asesinato de Juliano, que se vuelve en su contra durante
algunas páginas cuando éste es nombrado Augusto, y que volverá a subir de
intensidad, en un sobresaliente final, con la narración de su muerte durante
una batalla contra los persas.
Juliano
cree en los dioses helénicos y es tolerante con los de los pueblos que
conquista. Él se revela como un gran estratega militar, como un hombre
discreto, razonable (baja los impuestos de sus súbditos) y que practica el
ascetismo frente a la hipocresía de sus colegas cristianos, que cometen asesinatos
como arma política, practican el sexo de forma ilícita y brutal, y combaten
ferozmente a otros dioses.
Gore Vidal utiliza el sentido trágico de la
vida en un tono contenido pero no seco y ofrece un gran fresco de la época
describiendo la decadencia del Imperio Romano frente a la llegada de los
bárbaros.
Dicen
que este autor bajaba su calidad cuando abordaba obras de pura ficción, pero
sólo por el hecho de haber compuesto una novela tan ambiciosa y entretenida
como Juliano el Apóstata puede ser
considerado un gran escritor.
José
Sánchez Rincón
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